Seguro que alguna vez has ido a imprimir un documento en tu casa y te has topado con que la calidad en la hoja de papel es muy diferente a lo que podías ver en tu monitor o simplemente obtuviste de nuevo la hoja en blanco. Este problema se puede deber a muchas circunstancias relacionadas con los cartuchos.
Normalmente cuando vemos que nuestros cartuchos dejan de funcionar pensamos en que se gastaron y adoptamos la medida más sencilla: comprar uno nuevo. Sin embargo, en muchas ocasiones el problema viene de no llevar un buen mantenimiento de los cartuchos. Un cartucho mal cuidado suele estropearse normalmente porque la tinta se seca, los cabezales se ensucian o se rompen o hemos tocado donde no debíamos (circuito).
La mayoría de problemas pueden evitarse siguiendo el mantenimiento adecuado:
Mantenimiento de cabezales
El cabezal es la parte del cartucho que inyecta tinta hacia nuestra hoja. Si esta pieza esta sucia nuestras impresiones aparecerán sucias o con colores diferentes a los que hemos configurado. Suele ser conveniente limpiarlos más o menos una vez al mes. Para realizar esta operación podemos optar por dos vías:
– Limpieza manual: Consiste en retirar el sobrante de tinta mediante un bastoncillo o algodón mojados en alcohol. Esta operación debe realizarse con cuidado de no presionar demasiado.
– Limpieza automática: Actualmente todas las impresoras del mercado llevan incorporado un sistema de limpiado del cabezal. Este método suele ser el preferido por la mayoría de usuario por ser el más sencillo. Podemos acceder a las opciones de mantenimiento a través del panel de control de nuestro equipo.
En ocasiones, algunos problemas del cabezal pueden hacer que no salga tinta por el cabezal. Uno de ellos es la obstrucción por exceso de tinta seca. En este caso debería servir como arreglo un buen lavado. Sin embargo, no todos los fallos se pueden reparar tan fácilmente. Si el circuito del cabezal se daña podemos ir pensando en comprar un cartucho nuevo.
Mantenimiento de tinta
Si no se sigue un mantenimiento correcto de nuestras tintas tarde o temprano tendremos problemas. Lo más típico es quedarse sin cartucho por no utilizarlo en mucho tiempo. Esto provoca que la tinta se seque y no pueda aplicarse en nuestros documentos.
Para prevenir esto es conveniente imprimir todas las semanas algún fragmento de hoja para usar los cartuchos. No hace falta utilizar mucha tinta, únicamente un poco para que se remueva. Si dejamos la tinta parada durante mucho tiempo se irá secando hasta no poder salir.
Si nos encontramos en la situación de tener un cartucho seco podemos llevarlo a una tienda donde rellenen tinta. Allí nos limpiarán el cartucho y lo rellenarán de tinta nueva por un precio inferior al de comprar uno nuevo.